lunes, 22 de junio de 2015

#101 Equivocarse


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Con el mayor esfuerzo de mi cuerpo, desde mis tripas, salgo hacia el trabajo. La pesadez sobre mis hombros, sobre mi cabeza... el dolor en mi estomago es agónico.

Voy en parte por mi voluntad GIGANTE y en parte porque dejar de ir es fracasar. Fracasar en algo luego de tan poco tiempo.

Pero dicen que para muestra, basta con un botón... Y quiero darle una oportunidad. Quiero poder hacerlo y dejarlo porque tengo algo mejor... no porque no puedo.

Mezcla de necesidad con la propia presión de tener que hacerlo BIEN.

Tener una vocación, un fin y ser tan infeliz... Sentirse tan vacía... Sentir que estoy perdiendo el tiempo, que estoy haciendo todo mal. 

¿Qué harías si no tuvieras miedo? ¿Si la plata no fuera un problema?
Estaría pintando. Haciendo arte y diseño... Ojalá fuera más fácil con el correr de los días.. Ojalá esta angustia se vaya... 

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Equivocarse esta bien. No seré la primera ni la ultima en realizar un elección errónea. Ni debiera castigarme. 
Pero lo hago.

El qué dirán... El ridículo deseo de todos de opinar sobre quien decido ser. Mi propio juicio hacia el resto y más lejos "los demás". Todos mezclados, apuntando con el dedo acusador. Haciéndose parte del asunto... sintiéndose aparte.

Yo quisiera que dejar ir las cosas no fuera una batalla campal mental. Que cada vez que siento que algo no da para más, tuviera la sabiduría y convicción interna de soltarlo. Porque a veces el limite está muy cerca del abismo y puede ser peligroso.

Me he caído y he vuelto a subir. Y sin dudarlo me he vuelto a acercar, sin saber exactamente cuántos pasos quedaban para el final. 

Me es imposible definir cuál es el momento justo para decir BASTA. Uno cree que se puede acostumbrar al vértigo en el cuerpo. Yo lo creo. Siempre creo que es pasajero, que soy tonta por sentir tanto.
Y es verdad que no todos tenemos los mismos límites. 

Si mañana no me levanto, habré perdido irremediablemente la posibilidad de hacer muchas cosas. Habré vivido mis últimos días hundida en la desesperación, la ansiedad y la depresión. Sumergida en un mar de sensaciones que no son mi estado natural... Que no terminan en nada bueno. Una sensación de angustia innecesaria. 

No sé bien que depara el futuro. Pero sé donde no quiero estar. Donde no puedo estar. 

Equivocarme me hace humana. No me gusta. Me da bronca. Me da odio no poder. Pero no puedo. 

No quiero. 
No debo.



Equivocarme esta bien. 
Sentirme culpable de mis elecciones esta mal. 
Quedarme donde no quiero, es inaceptable.

jueves, 30 de abril de 2015

#100 Cleaning the House

Cuando me crucé con la posibilidad de ir al workshop de Marina Abramovic en el entorno de la Primera Bienal Performance de Buenos Aires, ni lo dudé.
Sé que tal vez dos años atrás hubiera buscado desesperadamente alguien que me acompañara porque tenia miedo de ir sola. Hubiera dejado pasar la oportunidad y me hubiera perdido una experiencia maravillosa.
Lo cierto es que hace un poco más de un año (y producto de un trabajo interno, que llevo a cabo hace varios mas) esta vez no dudé. No busqué apoyo, no tuve un miedo paralizante ni arrepentimiento.

Llegué a la Universidad de San Martín por segunda vez (ya había ido el día anterior a la tarde sin suerte) el día 29 de Abril.
Mis expectativas eran confusas. Había leído algo del workshop y no me parecía nada del otro mundo. Tenia un poco de miedo que mi admiración por Marina se viera disminuía por esta actividad.

Ingreso: 10.30

Luego de dejar todas las pertenencias en el locker, sacarme el reloj y apagar el celular, me dirigí donde arrancaba la actividad. Me dieron unos auriculares que aislan el sonido y ese primer impacto de ruido-no ruido, ya generó un contexto interesante.

El espacio era inmenso, abierto, fabril, frío e intenso. De la mano de una asistente empezamos a caminar por la sala. Alrededor de trescientas personas dispersas por el lugar. Trescientas personas abiertas a vivir una experiencia nueva, sin saber en que iba a terminar todo eso.

Mirando para todos lados, tratando de absorber cara rincón, cada sensación.

Me dejó en la pequeña tarima y tras indicarme que cierre los ojos, comenzó al 100% mi experiencia.
Sin oír, sin ver, sin moverme lo único que gritaba era mi mente. Gritaba fuerte. Pensamientos agolpándose en cada rincón. De pronto, todos los pensamientos salían a flote. Era (literalmente) entrar en una casa y recorrer diferentes habitaciones de forma aleatoria. Todas habitaciones repletas. Pensamientos sin sentido. Cada tanto el pánico absoluto. ¿Qué hago? ¿Me quedo acá parada? ¿Abro los ojos? ¿Me va a venir a buscar alguien para que vaya a otra etapa? ¿O me voy cuando quiero?.

Las dudas y el pánico que por momento me atacaban iban directamente relacionadas con el dolor que empecé a sentir en mis pies, piernas, cuello. Me dolía todo. No sé (ni remotamente) cuanto tiempo estuve de pie en aquella tarima. ¿Media hora, una hora? Tal vez más. Seguramente mas. Lo cierto es que por momentos la cabeza se iba aplacando. Por momentos me relajaba y ya no dolía todo tanto. Esos momentos coincidían con el contacto humano. Es que ahí parada, inmóvil y con el pánico haciendo latir fuerte mi corazón tenia pensamientos ridículos. ¡Estoy parada sola como una tarada!. Entonces cuando eso sucedía me empezaba a mover un poco en cada dirección, hasta que rozaba otra persona y ahí me calmaba. O parpadeaba muy chiquito y dejaba entrar un poco de luz para solo "percibir" que había alguien más alrededor.
Pero por momentos, alguien me pasaba muy cerca y sentía un cuerpo presionar el mio intencionalmente. O alguien me tomaba de la mano. ¡Que alivio! Nunca sabré quien me tomo de la mano, pero fue una pequeña salvación. Fue sobre el final... las piernas me temblaban, me pesaba la cabeza y no podía dejar de pasar el peso de mi cuerpo de una rodilla a la otra. Tenía mucho calor. Yo seguía esperando que algún asistente me rescatara. De pronto, un roce sutil. Ni siquiera fue que nos tomamos de la mano, nos tomamos del dedo meñique y ahí pude dejar de moverme. Me bajo el pánico. No quería por nada del mundo me soltara la mano.

Como una iluminación, tomé conciencia de que lo mismo pasa en la vida cotidiana. ¡Que lindo es contar con alguien para que te tome la mano! No había palabras, no era importante como era su cara, su cuerpo, que hacía de su vida... En ese momento, estaba acompañándome y había calmado mi pena física y mental. Pero se fue luego de un rato...

Me dolía cada centímetro del cuerpo. Entonces abrí los ojos. La sensación fue como si hubiera estado con los ojos cerrados por horas. Me costó adaptarme a la luz alrededor. La gente estaba moviéndose por todos lados. Sola o con asistentes. Estaban sentados, acostados en el piso, caminando lento (muy lento), abrazados, mirando fijo una pared, una columna, contando semillas. Había mucha gente. Mucha calma. Mucho silencio sonoro producto de los auriculares, pero también mucho silencio energético.

Me senté en el suelo. Honestamente estaba confundida, no sabía que hacer. Qué sentir. ¿Y ahora que hago? ¿Cómo se vive esta experiencia? ¿Cómo sigue?

Haciendo un poco de cholulismo banal, comencé a caminar alrededor de la gente, buscando con la mirada a Marina Abramovic. Ahí estaba ella, sentada entre la multitud, como una más, sus ojos cerrados, auriculares aislando el sonido. Vestida de total negro. Con el rostro y el cuerpo relajado.
Quien me conoce, sabe que el cholulismo mio es la distancia y que si no se daba la situación de forma natural, no iba a ir a sentarme a su lado solo para conseguir un contacto.

Después fue todo un poco abrirse a vivir la experiencia y estar expectante de lo que pudiera pasar. Me propuse vivir cada unas de las instancias antes de irme. Sin reloj, ni noción del tiempo transcurrido cada actividad se extiende hasta que el cuerpo "cumple" el ciclo debido. No existe nada que te fuerce a irte o quedarte.

Miré con asombro como la gente se "dormía" frente a cartulinas de colores pegadas en la pared. Y me senté solo para mirar fijo... fijo, fijo, hasta darme cuenta que me había dormido.

Caminé lento alrededor del espacio, encontrándome con otros, con miradas que eran mas introspectivas que otra cosa.

Me senté a la mesa. Enfrente mio, una montañita de arroz y lentejas mezcladas. Un cartel: "Separe y cuente". Un papel y un lápiz. Una actividad automática. Cada uno haciendo su interpretación. Algunos haciendo un poco de demostración artística... otros simplemente separando y contando.
La mente mas quieta. Enfocada en la actividad. Solo sacaba la mirada del trabajo cuando las luces se prendían de golpe. Todos nos movíamos cuando eso pasaba. Algo externo se modificaba de manera significante y te hacia perder el foco de atención.

Cuando comencé a sentir frío estando allí sentada, decidí que era momento de dejar de separar y contar. A pesar que soy una persona un poco obse y quería terminar con todo. El tiempo se había cumplido.

Caminé despacio por el lugar. Lleno de vigas. La lluvia y el día gris hacían imposible determinar que estaba pasando a afuera. ¿Qué hora será?

Una asistente me tomo de la mano, invitándome a que caminemos juntas. Llegamos al final del salón solo para empezar a caminar muy lento. En slow motion... sintiendo cada movimiento del cuerpo. El recorrido, cada parte del pie, la pierna. Como el peso del cuerpo se redistribuye y balancea. Hicimos dos vueltas juntas y luego por mi cuenta, otras tres.
Empezó siendo complicado bajar el ritmo habitual. Enfocarse en cada paso. Todos íbamos lento. Todo parecía muy natural al mismo tiempo. No había prisa. Había conseguido sacar el tiempo como un factor relevante.

Caminar alrededor. Mirar la gente interactuar con los otros, consigo mismos.

Finalmente me senté en el suelo. Me acosté. Cerré los ojos.

Unos segundos después (¿unos segundos?) abrí lo ojos con una única certeza. Tenía la mente en blanco como un lienzo sin estrenar. Mi mente estaba en silencio. Un profundo y calmo silencio. Había alcanzado un estado singular que no recuerdo haber logrado nunca antes.

Ya no había nada mas que hacer allí. Era hora de irse.

Egreso: 15.30


...(fear is a lier)...

domingo, 12 de abril de 2015

#99 One Year!



Un año atrás me despertaba en el St Christopher's Inn de Brujas celebrando mi primer mes como viajera. Hice el check out, desayuné y tomé un bus a la estación de tren. El tren de las 11 de la mañana con destino a Bruselas.

Te vi subir las escaleras y sé que me sonreí. Ya te había visto en el hostel un par de veces.

Lo demás es historia, nuestra historia.... Pero arrancó en Brujas con un celular perdido, en la estación de tren, con una charla que hizo que el viaje pareciera corto y un par de coincidencias.

Ya pasó un año de ese tren, un año que estas en mi vida. Desafiándome, haciéndome feliz, acompañándome, caminando a mi lado...

Feliz año Viajero! Te amo!

...you're my wonderwall...




domingo, 22 de febrero de 2015

#98 Llegamos


Nunca en la vida tuve un viaje en micro taaan encantador y sorprendente como el de Buenos Aires - Bariloche.
No solo nos llenaron de comida sino que era un micro super cómodo. Sin contar que venía vacío y no había niños jodiendo alrededor.

Durante todo el recorrido (donde no estuve durmiendo) me preguntaba: ¡¿Esto esta pasando de verdad?! Si. Está pasando. Es verdad y más vale que arranques a vivir como se debe.

Esa es la sensación  mas inmensa que me habita estos días... Esta clase de FELICIDAD y PLENITUD debiera experimentarla todo el mundo. Me siento agradecida con la vida por esto... y salir de Buenos Aires (ciudad que amo y odio al mismo tiempo) enseguida me llena de plenitud.

Que jodido vivimos en Baires, que oprimida me siento en esa ciudad. Apenitas salir y empezas a ver campo, pueblos, ciudades... el aire se te mete en los pulmones y todo toma otra dimensión.

Alegría, es bajarse de un micro, después de 20hs y respirar profundamente aire puro. Sentir como el clima humano cambia. Como el paraíso se mezcla con la tierra.
Irme de Baires para mi, es llegar a casa.

...I have a dream...

viernes, 20 de febrero de 2015

#97 3, 2, 1

Nos Vamos a El Bolsón

A cuatro horas de irnos, los nervios no se comparan a cuando estaba hace ya casi una año en Ezeiza, esperando ese vuelo a Roma 1140. Esta vez, estoy más tranquila, tal vez porque no estoy iniciando esta travesía sola, tal vez los nervios aparezcan fuerte en Retiro mientras suba al micro.

Sea cual sea el caso, los nervios se presentan cuando pienso en la puerta que se abre un poco mas allá de esta primera parada en el Bolsón. ¿Qué más trae el destino? ¿A dónde vamos a llegar? ¿Qué destinos nos esperan?

Cuando tenes la sensación de que algo que deseaste muy fuerte esta cerca, cada poro del cuerpo se pone alerta... Abrir los ojos y dejar que todo alrededor te devore es la solución mas parecida a dejarse llevar y disfrutar... pero el miedo tambien es algo enorme...

Una de mis frases favoritas dice que si nuestros sueños no nos asustan, no son suficientemente grandes... y creo firmemente que es así.

No sé donde iremos a parar, ni sé donde va mi vida en este momento, pero tengo claro una par de cosas que por ahora me son suficientes para aventurarme a soñar despierta de nuevo.

...somewhere only we know...

lunes, 9 de febrero de 2015

#96 Felicidad

La sonrisa se te sale de la cara. Sacar la valija para empezar de nuevo.

La sensación, se compara a cuando estas bajo el agua, aguantando la respiración más de lo que debieras y de repente salís a la superficie. Y el aire entra en tus pulmones, desesperadamente.

Saco la valija de su escondite... esta por recuperar su alma. Ahí esta ella, que durante casi un año estuvo en un rincón oscuro.... por vuelve a nacer y a mi se me ilumina la cara de alegría.

El estado natural es el movimiento. Moverse es vivir.

...Reborn....


viernes, 9 de enero de 2015

#95 Despertar

Despertarse y recordar el sueño donde estamos todos juntos... Donde estas vivo y te reís. Con tu sonrisa honesta, de niño adulto, con tu inmensa soledad. 
Y la angustia me asalta sin preguntar. Una angustia tremenda y un llanto profundo. Desde las entrañas me asoma esta tristeza.
Mis horas muertas -que ahora son bastantes- están llenas de tu recuerdo. Llenas de tu calmo rostro (¿casi sonriente? ¿es eso posible?). No dejo de verte en mi mente, de ver gente que se te parece, de pensar en dónde estás. Dónde te fuiste.

Despertarse y darme cuenta que nunca vamos a estar todos juntos de nuevo. Que ya nunca más nada con vos. 

No me despedí. Esa noche en el boliche, no te encontré y me fui sin saludarte. Por alguna razón eso me da una culpa inmensa... una tristeza que no puedo manejar... Van a ser 3 meses que te fuiste. Y hemos pasado mucho mucho mas tiempo sin hablar o vernos... pero ahora es definitivo. 

Ahora es para siempre. Nunca más todos juntos.

No puedo sacar esa última imagen tuya de mi cabeza. Tal vez por eso soñé algo tan feliz.... porque esa es una mejor manera de recordarte. 

Estás en mi corazón. Siempre estuviste y siempre vas a estar....

...en la inmensidad de la noche...